Sigo con la racha de novelas de K. Dick. Uno debe confiar en su suerte y cuando viene una racha buena no hay que dejarla pasar. Que dure. Sin embargo, Fluyan mis lágrimas… resulta un tanto atípica ya que, de las que he leído hasta ahora, es con diferencia la más melancólica de todas. Es cierto que en todas sus historias hay algún personaje afligido al que la existencia le resulta difícil y pesada. La diferencia este caso es que creo que no hay personajes que no cumplan esta condición. Cada uno vive una situación diferente, pertenece a un distinto gremio y estrato social pero todos guardan un patrón común: su vida no es completa y viven condicionados por esa falta.
Por otra parte esto no deja de ser una novela de K. Dick, así que el decorado de fondo se consigue con coches voladores, drogas que alteran la percepción de la realidad, un estado policial que somete al ciudadano, objetos evocadores, casi místicos, a los que los personajes se atan y en los que depositan su amor por el mundo, etc. Aunque cada historia de Dick tenga lugar en un universo diferente, y a cada lectura tenemos que aprender unas normas nuevas, el código con el que están hechos, su esencia, es el mismo. La religión, el misticismo, es quizás el factor que más diferencia unos universos o historias de otros. En este caso, no está muy presente.