No soy fan de los tebeos bélicos, pero este llamó mi atención. Dolmen reeditó hace un par de años el volumen completo que recoge las 23 historias del As de Pique, obra escrita por Ricardo Barreiro y dibujada por Juan Giménez, ambos habituales del tebeo argentino (el primero escribió la secuela de El Eternauta, y el segundo colaboró con Jodorowsky en La casta de los Metabarones, por ejemplo). Juntos realizaron a finales de los setenta esta serie de aventuras bélicas.
domingo, febrero 16, 2014
domingo, febrero 09, 2014
Nantes 8: Hotel City
La azafata me despertó cuando el avión ya había tomado tierra, se diría que ni siquiera habíamos volado. Sin embargo yo volví de un sitio muy lejano cuando ella comenzó a hablarme en susurros. Abandoné una penumbra lejana a medida que empezaba a procesar sus palabras:
- Sr. Cocodrilo, ya hemos llegado, puede levantarse. No se olvide de desabrocharse el cinturón antes de salir.
Así que me desperecé, turbado por un sueño difuso… una avioneta, una explosión, una playa y un rayo verde… Y me uní al resto de pasajeros que hacían cola para salir. Una vez fuera del avión me di cuenta que era de noche. ¿Cuánto tiempo había pasado en el avión? Si yo había llegado al aeropuerto a las 9 de la mañana, ¿hasta dónde habíamos volado para que ya fuera de noche? Mientras caminábamos hasta el edificio más cercano de aquel aeródromo desconocido para mí, sin carteles que indicaran dónde estábamos, una nueva azafata salió a esperarnos.
- Transparence les da la bienvenida. Esperemos que hayan tenido un viaje agradable. Tienen trabajo por delante y Transparence desea de ustedes que den su 100%. De todas formas, ahora les llevaremos a cada uno a su hotel para que puedan reposar. Allí recibirán nuevas instrucciones.
Cinco taxis nos esperaban a la salida de aquel aeródromo, uno para cada uno de nosotros, así que diligentemente y sin mediar palabra alguna, cada uno se metió en uno distinto. Una luna opaca me impidió hablar con el conductor. Una vez en el hotel, me dijeron que el restaurante estaba cerrado pero que me podía comer algo en el bar, que no cerraba. Les pedí que me subieran un sándwich (sólo tenían croque monsieur, pero acepté igualmente) a la habitación y cogí el ascensor. En el hilo musical sonaba una canción familiar:
“You get mistaken for strangers by your own friends
When you pass them at night under the silvery, silvery Citibank lights”
lunes, febrero 03, 2014
Justice Inc.
Suspiro tras
mirar el reloj: las nueve menos diez. Mi cita es a las nueve así que creo que
llego a tiempo. Comienzo la liturgia invernal: gorro, guantes, abrigo puesto y
abrochado hasta arriba antes de salir del coche. Hace mucho frio y está
comenzando a nevar. En un par de horas estará todo cubierto, pero con un poco
de suerte para entonces ya estaré de vuelta en casa. Por lo que he leído en
internet esto no debería llevar más de una hora. Pierdo un par de valiosos
segundos mirándome en el espejo retrovisor, suspiro profundamente para calmar
los nervios - sí, estoy algo nervioso, lo noto en la boca del estómago – y me
bajo. Ciertamente hace frio.
Entro al
vestíbulo – amplio, pulcro – y miro en el directorio; no tengo tiempo para
vagabundear, aunque el ambiente tranquilo y el eco de pasos invita a ello.
JusticeSystems, Inc, floor 1. Subo por la escalera mirando los carteles
publicitarios que adornan las paredes: un hombre joven sonríe mientras me
cuenta lo afortunado que ha sido de tener JusticeSystems, menciona algo acerca
de un lamentable malentendido y de la demostración final de su inocencia, pero
no me paro a leer con detalle. Casi mejor. Espero poder decir lo mismo dentro
de poco. Por lo que me han dicho en la empresa, JusticeSystems es una de las
mejores opciones que se puede contratar. Nuestra empresa la tiene contratada para todos los empleados, desde los guardias de seguridad hasta los Corporate Fellows;
lo contrario podría interpretarse como discriminación y crear descontento entre
los empleados, con la consecuente merma de productividad. No debe venir
recomendado en los manuales de gestión empresarial. Tampoco peco de ingenuo, estoy bastante seguro de que no todos los
empleados tienen el mismo nivel contratado. Yo tengo el Fair, común a
posiblemente el 90% de los trabajadores. De mi jefe para arriba ya es otra
cosa, empiezan a aparecer nombres brillantes: Gold, Platinum, … Por lo que me
han dicho Fair debería ser suficiente. Espero.
En la planta 1 me
espera una sonriente rubia con auriculares que me pide la citación y mi
JusticeCard. Se la doy, teclea en el ordenador y me indica que me toca la sala
3. Y la familiar coletilla: Do you
want to pay now or later? La
verdad que prefiero salir de aquí sin mirar atrás así que saco la cartera y le
cedo amablemente mi tarjeta de crédito. Minor assault with injuries, express trial, that should be 50$
copayment. Involuntariamente le
contesto: Well, you see, it was not… pero me callo al notar su mirada
divertida. Seguro que está acostumbrada. Le digo que lo siento, recojo mis
tarjetas y voy caminando hacia la sala 3.
Parece que el
caso anterior se está alargando. Son las nueve y diez y un guarda de seguridad
me indica que espere fuera a que me llamen. Genial. Le hago caso y aprovecho
para repasar mentalmente lo que tengo que decir. Ellos ya tienen todos los
datos así que simplemente la verdad. Eso debería ser fácil. Joder, un tío colgado
se pone violento en medio de un atasco y yo termino acusado de minor assault.
Manda cojones. Lo único que hice fue empujarle después de que me amenazase, se cayó
y se hizo una herida de mierda. Y resulta que me llaman a la semana para decirme
que me ha puesto una denuncia. Increíble. Por suerte una de las pocas leyes
federales que se aplican globalmente dice que el juicio lo lleva la empresa que
el denunciado tenga contratada. JusticeSystems, en este caso. Cada empresa trabaja
con su propio código penal; algunos delitos siguen directrices federales (un asesinato
por ejemplo) aunque cada empresa introduce matices. Luego
hay otros delitos que van de la noche al día segun la compañía. Para el mío por ejemplo, si tuviera Gold
con JusticeSystems tendría la opción de pagar 100 dólares y no preocuparme más.
Ni siquiera tendría que acudir al juzgado. En cambio con Fair me expongo a
indemnizar hasta con 10000 dólares y 6 meses de servicios comunitarios. No
comprendo todavía muy bien las distintas fuerzas que actúan en el sistema pero
intuyo que a Justice le interesa que yo salga lo más indemne posible: lo
contrario perjudica a mi empresa que es la que paga ingentes cantidades de
dinero a Justice, y puede incluso generarles mala publicidad si se corre el
rumor de que alguien sin ningún tipo de antecedentes involucrado en una situación
como esta con un desequilibrado encima sale condenado. Supongo que eso juega a
mi favor. Supongo.
Oigo mi nombre y
sigo al guardia al interior de la sala. El juez es bastante joven, como
corresponde; por lo que me han dicho, los jueces de Gold o Platinum suelen ser más
mayores y por tanto tener más experiencia, además de ser graduados de mejores
universidades. De todos modos este no está mal; lleva ejerciendo 5 años,
graduado en Georgetown y master en Justicia Civil en Boston. Entre los 5 jueces a
los que podía acudir me pareció el mejor. También tenía buenas críticas en los
foros; puedes ver opiniones de personas que han sido juzgadas por el en la página
de JusticeSystems, aunque como era de esperar eran todas buenas. Por suerte hay
foros independientes donde hay más variedad.
Al ser un delito
menor ni siquiera he tenido que venir con el abogado. El juez me hace un par de
preguntas mientras repasa los hechos, hay algunas puntualizaciones del abogado
de la otra parte, pero se ve desde el principio que la cosa no da para mucho.
El juez termina por ponerme un Warning en mi ficha, creo que puedo tener 3 al año
en el nivel Fair. Hay que pagar 200 dólares pero está cubierto por Justice.
Respiro aliviado. Se acabó el trámite. Me prometo no volver a meterme en historias como esta.
Al salir recojo
de manos de la rubia el papel con la sentencia y una amable recomendación para
que mire en internet mi estatus actualizado en la página de Justice. Mientras bajo la
escalera me pregunto qué pasa si realmente te metes en un lio más gordo. Dependes
tanto de la empresa que tengas contratada (o de la que tenga la otra persona si
se te ocurre demandar). O peor, si no tienes seguro judicial y alguien te demanda
– te juzgan tribunales federales impredecibles, tendentes a sentencias duras y rápidas
(las leyes federales que se aplican por defecto no son precisamente magnánimas).
Me entra un escalofrió y prefiero dejar
de pensar en ello. Me pregunto si habría otra manera de gestionar el sistema de
justicia. Espero no tener que pisar este edificio nunca más.
El aire gélido me
golpea las mejillas. La calle tiene 10 centímetros de nieve. Mierda. Saco el móvil
y a través de la app correspondiente compruebo que hay 3 empresas con quitanieves
disponibles para este barrio. Meto dos dólares en la que más arriba está en la
lista y me quedo observando como el contador va subiendo poco a poco. En unos
10 minutos debería llegar al nivel necesario para que salga la quitanieves,
espero que haya más gente atrapada como yo. Meto las manos en los bolsillos,
suspiro y pierdo la mirada en la nieve.
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